Perseguido y solo, un niño se encuentra, sin comerlo ni beberlo, en medio de un proyecto oscuro.
El juego es oscuro y el color se utiliza con moderación para resaltar tanto al jugador como ciertas partes del entorno. El juego también es mayoritariamente silencioso, con la excepción de ocasionales pistas musicales, la voz del chico, los ladridos de los perros, el equipo y los efectos de sonido. El jugador controla al niño, que camina, corre, nada, trepa y utiliza objetos para superar obstáculos y progresar en el juego. El niño adquiere la capacidad de controlar cuerpos para completar ciertos puzles, una mecánica que Marty Sliva, de IGN, comparó con una mecánica similar en The Swapper. En varios puntos del juego, el jugador puede descubrir habitaciones ocultas que contienen orbes brillantes. Si se desactivan todos los orbes durante una partida, el jugador desbloquea el final alternativo del juego.
El niño puede morir de varias maneras, como disparado con un dardo tranquilizante, mutilado por perros, atrapado por máquinas de seguridad, destrozado por ondas de choque o ahogado. Al igual que en el juego predecesor, Limbo, estas muertes se presentan de forma realista y a menudo son gráficas, pero en mayor medida, lo que le ha valido a la ESRB la clasificación de “maduro”, frente a la de “adolescente” de Limbo. Si el personaje muere, el juego continúa desde el punto de control más reciente.
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